Título original: The Spirit
Dirección: Frank Miller
País: USA.
Año: 2008.
Duración: 108 min.
Género: Acción.
Reparto: Eva Mendes, Gabriel Macht, Paz Vega, Samuel L. Jackson, Scarlett Johansson
Guión: Frank Miller, Will Eisner
Producción: Deborah Del Prete, Michael Uslan, Gigi Pritzker, Linda McDonough
Fotografía: Bill Pope
Estreno en España: 25 de Noviembre del 2008.
Una vez más, podemos disfrutar de la adaptación de un cómic a la gran pantalla. Danny Colt (Gabriel Macht) es un policía que tras, aparentemente, morir decide ocultarlo para combatir el crimen desde el anonimato en su ciudad, Central City. Como buen superhéroe estará rodeado de sus más que numerosas conquistas y acechado siempre por su eterno archienemigo, el Doctor Octopus. La verdad es que a lo largo de esta película se hace inevitable pensar en una predecesora, Sin City (2005) – del mismo director -, que fue una gran prueba de que hay muchas más posiblidades en el séptimo arte para sorpender al público. Pese a ello, esta versión del cómic de Will Eisner logra captar la atención del público desde el primer fotograma. Es del todo admirable que no se pretenda hacer de esta película un referente para el cómic, tratando de indagar en los argumentos y en el desarrollo de la trama. Una estética mucho más cercana que en el caso de Sin City pretende que el espectador se adentre de lleno en la rutina del superhéroe, pasando por delirantes momentos de manos del Doctor Octopus (Samuel L. Jackson) y su fiel ayudante, Silken Floss, genialmente interpretado por Scarlett Johansson.
La actuación de Gabriel Macht Y Samuel L. Jackson pese a ser correcta queda más que eclipsada por los personajes femeninos – los que llevan el hilo conductor en la película -, que merecen otra secuela aparte. Scarlett es sin duda capaz de hacerte reír con los momentos más tremendamente absurdos, sin por ello perder de vista el sitio de su personaje. No logra adquirir el protagonismo que tiene el personaje de Eva Mendes en la película, pero crea su propio espacio dentro de los diálogos, haciéndose imprescindible en su tarea de acompañar siempre al malo malísimo, doctor Octopus.
Eva Mendes, que interpreta a Sand Saref en la película, amor platónico e imposible de Spirit, consigue mantener la atención en cada una de sus apariciones, y no ya por los ceñidos trajes espía con los que surge del agua, la simpleza de su camisón de seda tras la ducha, ni tan siquiera por el más que absurdo modelo de gasa/leopardo que luce al final de la película, ella logra que no pierdas detalle de su personaje por su talento a la hora de tapar las deslices interpretativos de su compañero protagonista. Porque pese a que a veces se hace demasiada insistencia en la pasión por las cosas brillantes de Saref (sí, prácticamente en plan luciérnaga veraniega), pone algo más de sentido que Spirit tratando siempre de seducir a cualquier ente femenino a menos de un kilómetro de él. Por supuesto, más vale decir, que el momento en el que Eva se fotocopia el culo es uno de los más absurdos de la película, más que la interpretación nazi de Scarlett (supongo que después de comentar esta escena much@s ya estarán haciendo cola para la próxima sesión, aunque, la verdad… tampoco es para tanto).
Mención aparte merece, por supuesto, nuestra Paz Vega. Querida Paz, parecía que era ayer cuando estabas dando vueltas por la serie de 7 Vidas, y mírate ahora… Una actriz de Hollywood, pero mejor déjalo que lo ponga con mayúscula: una ACTRIZ de Hollywood. Por supuesto, estaba de broma. Apareces… ¿cuánto? ¿seis, siete minutos?… Y la verdad es algo colosal, un antes y un después en mi vida… El papel de gitana parisina con brotes de asesina mortal (el personaje se llama “Plaster de París”, algo que se podría traducir como “Aquaplast de Paris”… ) hace que recapacite sobre qué es de tu vida. Porque si te va mal al otro lado del charco, puedes volver cuando quieras, seguro que podríamos organizar algún remake de tus grandes éxitos y salir adelante. Y seguro que ahora estarás pensando: “Pues yo por lo menos salgo en la película, aunque sean siete minutos cuarenta y dos segundos y siete centésimas”… pues sí, no podría estar más de acuerdo contigo, eres tú la que haces el ridículo durante siete minutos cuarenta y dos segundos y siete centésimas…
Pese a esta breve aparición la verdad es que esta película se merece su absolución porque finalmente logra entretener durante algo más de una hora… aunque sea a costa de imitaciones nazis, fotocopias traseras, Aquaplast mortíferos y fantasmas de latin lovers… Y como siempre, las palomitas resultan ser tu mejor elección esa tarde.
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