Dirección: Selton Mello.
Guion: Marcelo Vindicatto y Selton Mello.
Género: Comedia.
País: Brasil.
Año: 2011.
Duración: 88 minutos.
Reparto: Paolo José (Waldemar), Selton Mello (Benjamin), Larissa Manoela (Guilhermina), Giselle Motta (Lola), Teuda Bara (Lady Zaira).
Montaje: Marilia Moraes, Selton Mello
Dirección de fotografía: Adrian Teijido.
Dirección de arte: Claudio Amaral Peixoto
Directora de producción: Lili Nogueira
Asistente del director: Kity Féo, Luciana Baptista, Bianca Paranhos, Leonardo Rocha
Dirección de arte: Valéria Costa
Dirección de sonido: George Saldanha, Luiz Adelmo, Paulo Gama, Adriano Machado, Sandro Dalla Costa, Guta Roim, Rosana Stefanoni
Efectos visuales: Marcelo Ferreira PeeJay, Rogério Marinho
Productora ejecutiva: Vania Catani.
Producción: Bananeira Filmes, Telecine, Locall, Imagem Filmes, Globo Filmes.
Música: Plínio Profeta

Para quienes creyeran que el simbolismo había finalizado con la maestría decimonónica, Selton Mello viene a confesarles una inexcusable realidad: que el arte es cíclico y el espíritu creativo nunca lineal. Con El payaso, el actor, guionista y director brasileño retoma el espíritu innovador de poetas como Baudelaire o la pintura de Klimt para traer una película escindida, fabulosa y de fábula, a partes cómica y a partes real, en la que esas apparences sensibles de las que hablaban los simbolistas vuelven a mostrar sus cualidades esotéricas sin ser nombradas para expresarse a sí mismas.

Todo comienza con un gesto: unas aspas, un movimiento, la trayectoria de un ventilador. En el Circo Esperança, Waldemar (Paolo José) y Benjamin (Selton Mello), son los payasos encargados de hacer la vida más agradable a su entregado público. Padre e hijo recorren Brasil en compañía de la troupe circense, soportando penurias, altibajos, restricciones y carencias, muchas carencias. Las tienen todos, desde el más forzudo a la más voluptuosa, pero sobre todo las padece Benjamin, el joven payaso que no ha conocido otra vida salvo la nómada y que no posee raíz alguna más que una partida de nacimiento raída y apenas servible. Benjamin sueña con tener un carnet de identidad, la estabilidad de la raigambre y una mujer, una compañera con quien compartir una vida firme y constante. Además no cree que su vocación sea la de hacer reír, él nunca ríe, tal vez porque las deudas, los sobornos bajo cuerda, los favores a las autoridades y las privaciones no le han dado gracia nunca, aunque la bella amante de su padre, Lola (Giselle Motta) o la pequeña Guihermina (Larissa Manoela), intenten sacar de su quejosa expresión una tímida sonrisa.

Tal es así su hastío que un día, sin que ninguno de sus acompañantes pueda remediarlo, Benjamin emprende un camino de no retorno hacia la consolidación de una vida soñada como adulta, sin tantas risas pero con menos lágrimas, quizá más solo pero con el ánimo de estar más acompañado.  Será entonces cuando el valor de su verdadera identidad emerja y surja de él su verdadero ser sin titubeos ni reservas.

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Imagen de El payaso – Copyright © 2012 Bananeira Filmes, Telecine, Locall, Imagem Filmes, Globo Filmes. Distribuida en España por Cada Films. Todos los derechos reservados.

Seleccionada por Brasil para los Premios Oscar 2013, y ganadora de doce estatuillas en la ceremonia del Grande Prêmio Do Cinema Brasileiro 2012, entre ellas las de Mejor película, Mejor dirección, Mejor actor, Mejor actor secundario, Mejor dirección de fotografía, Mejor guión original y Mejor banda sonora y Mejor montaje, es indudable que la dirección de arte de El payaso remite a una decena de títulos emblemáticos como Fellini, ocho y medio (8½) (1963) e incluso Sombras y niebla (1991, Woody Allen). Su temática, tan presente en el cine español con ejemplos históricos como Cómicos (1954, Juan Antonio Bardem), Viaje a ninguna parte (1986, Fernando Fernán Gómez) y ¡Ay, Carmela! (1990, Carlos Saura), o actuales como Pájaros de papel (2010, Emilio Aragón), despliega una estética en ocasiones cenicienta y realista; en otras onírica y simbólica.

Una road-movie polvorienta y de provincias, una historia de la periferia que no cae en estereotipos ni en la manida violencia, como destaca la productora ejecutiva de la cinta, Vania Catani. Un filme tragicómico, sensorial, grotesco pero no caricaturesco, que retrata con extrema respetuosidad al artista en estado puro, al payaso que a quemarropa se enfrenta al escrutinio del público sin más armamento que su honestidad e inspiración. Un filme al que no le sobran los chistes fáciles y también los difíciles, la interpretación exagerada y la comedida, repleto de paradojas y de buenas intenciones. Una película que, retratando a sus personajes en busca de un camino, encuentra su propia identidad.

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