La felicidad no es una estación a la que se llega, sino una forma de viajar
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Comenzamos mes y, con él, llega nuestra nueva reflexión. Esta vez, analizaremos Del revés 2 (2024, Kelsey Mann).
La película nos lleva de vuelta a la vida de Riley, la pequeña niña a la que conocimos en Inside Out (2015), que ahora ha alcanzado la adolescencia. A sus trece años, Riley tiene una nueva vida y, como todo, la vida evoluciona. En esa evolución, los cambios son muy importantes. En la actualidad, Riley juega muy bien al hockey, de hecho, sus padres la acompañan y, en el campo, la aplauden y la alaban.
Una profesora se fija en ella y la invita a pasar unos días, junto con sus mejores amigas Bree y Grace, en un campamento deportivo en el que podrá hacer realidad todos sus sueños. Sus padres la acompañan en el coche y también llevan a Bree y Grace. Las niñas van hablando sobre el nuevo curso y, de pronto, Riley percibe en las facciones de sus compañeras que algo sucede; no sabe qué, pero algo va mal. Siguen hablando hasta que, finalmente, le comentan que el próximo curso se van a otro instituto, no van a estar juntas.
La noticia entristece a Riley, pero intenta guardar las apariencias, así que despide a sus padres y a sus compañeras y, cuando se queda sola, ante tantos compañeros nuevos, rompe a llorar. Entonces tropieza y Val Ortiz, una chica mayor a la que idolatra por el mundo del hockey, le da la mano para que se levante. Val le presenta a sus amigas y Riley, anteponiendo su futuro a su presente, se une a ellas para no quedarse sola el próximo curso; Riley quiere integrarse en el grupo para no quedarse sin amigas.
Por si fuera poco, esa misma noche conoce una nueva sensación que le produce malestar: la ansiedad, la cual se une a las que ya tenía (Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Asco) y a otras nuevas que aparecerán en el transcurso del campamento: Envidia, Vergüenza y Aburrimiento. Pero esa aventura es para vosotros.
Inside Out 2 es una película sensacional para padres y chicos que viven la situación que se retrata, ya que es sencillo que puedan verse reflejados y entender qué está sucediendo.
Las emociones existen para ayudar al ser humano, no son malas, son necesarias en su justa medida; del mismo modo que un alimento, por muy bueno que sea, no puede ser consumido única y exclusivamente. En la película las emociones, nuevamente, se plasman como personajes a los que poner rostro, lo cual es de mucha utilidad para entender su valía y, también, el daño que pueden causar.
En este caso, cuando aparecen estas nuevas emociones, Riley no solo las va sintiendo, sino que aprende a gestionarlas. De eso se trata, de saber jugar, como si de otro tipo de hockey se tratara, ya que en la vida se debe aprender. Nos pasamos la vida aprendiendo.
Hay una parte de nuestra personalidad que tiene unos puntos fijos, nucleares, esos son los que nos hacen ser quienes somos y, como dice la película, todo forma parte de ese aprendizaje, lo bueno y lo no tan bueno.
Por eso, la felicidad no es una estación a la que llegar, sino una forma de viajar. Que este mes y la vuelta al cole sean maravillosos para todos.
Con todo el cariño, desde La Mecedora.
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