En los últimos años parece que la Navidad y sus preparativos se adelantan cada vez más. Si bien este año hemos llegado a la cúspide viendo mezcladas en nuestras ciudades la decoración de un Halloween, que aún no había llegado a celebrarse, con la iluminación navideña que adorna nuestras calles.
La sensación es que Jack Sckellington de Pesadilla antes de Navidad había aterrizado en la ciudad. Por otra parte, la televisión y su programación repetitiva bombardea con películas navideñas y pocos canales son los que se toman la molestia de optar por obras más bien prenavideñas, esto es: películas de fantasía y aventuras cuya temática no se centre en la fiesta en sí.
De entre la multitud una obra de 1985 bien puede ser rescatada para estas fechas El secreto de la pirámide que como su título original indica se trata de una obra sobre el joven Sherlock Holmes, en una edad anterior a la del personaje creado por Conan Doyle y, por supuesto, antes de su adicción.
Fue dirigida por Barry Levinson con guion de Chris Columbus quien comenzó como guionista un año antes con Gremlins, otra obra fantástica y con un hombre en común a la anterior detrás de las cámaras: Steven Spielberg y su compañía Amblin Entertainment, lo cual supone una buena garantía de calidad.
En El secreto de la pirámide Sherlock conoce a Watson en el internado de Brompton en un Londres victoriano. Ambos personajes se sumergen en la investigación de unas muertes causadas por unos dardos envenenados que provocan alucinaciones. Tras ello una secta pagana a la cual desenmascarar.
De entre las alucinaciones destaca la del caballero que cobra vida, conocido es el detalle de este personaje fotorrealista, el cual fue el primero en la historia cinematográfica en ser creado por ordenador, trabajo realizado por John Lasseter.
En la película se hallan algunos personajes arquetipos que se asemejan a los presentes en las películas de la saga de Harry Potter, como el compañero malvado, uno de los antagonistas del héroe que recuerda a Malfoy, también la compañía que ayuda a ambos héroes (Sherlock y Potter) coincide, en número y género. Así como todo el ambiente estereotipado de los internados ingleses muy presente y elaborado en las obras de Enid Blyton es relevante para la contextualización.
Algo habitual en las obras que toca Spielberg es lo que han denominado “fantasía realista”, una combinación de un mundo real y creíble con el otro mundo, el fantástico. Fusión que en Spielberg es total, como se pudo ver tres años antes en E.T. El extraterrestre.
El secreto de la pirámide es un tributo creado desde el respeto y la admiración a la obra de Sir Arthur Conan Doyle, un clásico de los ochenta perfecto para una prenavidad.
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