Título original: Madres paralelas. Dirección y guion: Pedro Almodóvar. Música: Alberto Iglesias. Fotografía: José Luis Alcaine. Reparto: Penélope Cruz, Milena Smit, Rossy de Palma, Aitana Sánchez-Gijón, Israel Elejalde, Julieta Serrano, Daniela Santiago, Adelfa Calvo, Julio Manrique, Inma Ochoa, Trinidad Iglesias, Carmen Flores, Arantxa Aranguren, José Javier Domínguez, Ana Peleteiro. Año: 2021. Duración: 123 minutos. País: España. Producción: El Deseo, TVE, Remotamente Films. Estreno: 8 de octubre de 2021
Lo nuevo de Almodóvar es, tajantemente, una de las mejores películas del director manchego. Y lo es pese a que él mismo ha admitido que puede considerarse política, y lo es, además, a pesar de que las taquillas todavía lastren un raquitismo post pandemia. Con Madres paralelas Almodóvar recupera la mejor versión de sí mismo, la más emocional e íntima; incluso se torna aun más expresivo, sondeando nuevas formas de entender la maternidad y hasta la condición femenina. Es un Almodóvar más adulto, más maduro, más solemne, pero, y este es el punto más sugerente y necesario, sigue siendo el mismo Almodóvar de siempre.
Retomando la tensión materno-filial que ya explorase en otros melodramas de éxito como Tacones lejanos, Todo sobre mi madre, Volver y Dolor y gloria, por citar solo algunos, en Madres paralelas el director ahonda en lo que significa crear un futuro sobre unos cimientos poco sólidos, rastreando en el pasado para construir un futuro benigno. Como toda cicatriz, duele y deja huella, pero sin duda es restauradora.
Janis (Penélope Cruz) es una fotógrafa cuya familia lastra una herida punzante durante décadas. Para repararla, se pone en contacto con Arturo (Israel Elejalde), quien promete hacer todo lo que esté en su mano para ayudarle a devolver la dignidad a su familia. Tras varios episodios de intimidad, Janis queda embarazada, coincidiendo el día del parto con una adolescente que también espera a una niña, Ana (Milena Smit).
Ambas entablarán una estrecha relación, prometiendo verse tras el trance compartido. Ana regresará a casa con su madre Elena (Aitana Sánchez-Gijón), mientras Janis intentará recuperar su trabajo gracias a la intervención de su mejor amiga (Rossy de Palma), directora de una revista de moda.
La vida de ambas madres se separa mientras Janis encuentra a su hija cada vez más diferente a ella, lo que le lleva a plantearse su vínculo familiar. Mientras intenta restituir la paz a su pasado y crear una vida futura, Janis se encontrará a sí misma viviendo con la joven Ana en su propio piso, algo que devendrá en uno de los episodios más intensos y emocionales de toda su existencia.
Título esperado y, al tiempo, inesperado dentro de la filmografía de Pedro Almodóvar, sin duda en él el cineasta exprime al máximo su capacidad de construcción del melodrama, invitando a una cinta repleta de sensatez, emoción y calma. La interpretación del elenco principal resulta extraordinaria, destacando una Cruz en estado de gracia, junto con una Smit capaz de compartir plano con un plantel que incluye a dos esplendorosas Aitana Sánchez-Gijón y Rossy de Palma. Todas ellas resultan soberbias.
A la excelente fotografía de Alcaine y al montaje siempre preciso de Teresa Font se une un guion palpitante y vivo, sin duda deudor del propio sentir del país en el que se inscribe, con frases reconocibles y extremadamente populares. Cada recodo de sus diálogos (y de su puesta en escena) se orientan hacia una meta clara y no por ello menos honrosa, la cual aparece en ocasiones velada y, en otras, perfectamente identificable.
Una película precedida por el éxito que supuso en el Festival de Cine de Venecia, donde Penélope Cruz obtuvo la Copa Volpi a la Mejor interpretación, Madres paralelas es una forma espléndida de acercarse y reconciliarse con las salas.
Una cinta, en definitiva, que se concibió como pieza de artesanía y que, en su manufactura, ha alcanzado cotas de auténtica obra de arte. Imprescindible.
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