Título original: Surge. Año: 2020. Duración: 101 minutos. País: Reino Unido. Dirección: Aneil Karia. Guion: Rupert Jones, Rita Kalnejais. Música: Tujiko Noriko. Fotografía: Stuart Bentley. Reparto: Ben Whishaw, Ryan McKen, Jasmine Jobson, Ellie Haddington, Ian Gelder, Laurence Spellman, Laraine Dix, Jack Pierce, Abdul Hakim Joy, Ray Calleja, Paul Blackwell, Muna Otaru, Henny Hardy. Productora: Rooks Nest. Género: Drama. Fecha de estreno: 23 de julio de 2021. Plataforma: Filmin.
Existen películas hechas a medida de intérpretes e intérpretes nacidos para determinadas películas. En este caso, Surge no es sino la coartada perfecta a mayor gloria de Ben Whishaw, un actor que se perfila tan brillante como arriesgado a la hora de acometer sus elecciones. Tras Little Joe (2019, Jessica Hausner) e incluso su reincorporación como Q al elenco de 007 Sin tiempo para morir, Whishaw amplía su repertorio con un personaje atormentado, mentalmente enfermo y con una inagotable capacidad para auto infligirse daño físico.
Joseph (Whishaw) trabaja como auxiliar de seguridad en el aeropuerto. Su labor es rutinaria y estresante, y consiste en vigilar la entrada de pasajeros, revisar sus equipajes y controlar sus pertenencias. Todo es tan mecánico como el modo en que debe comprobar si los viajeros portan algún objeto cortante. Aunque tiene padres, estos viven lejos de la ciudad y sus compañeros, con quienes apenas se comunica, le encuentran taciturno y distante. El crescendo del estrés que padece y la precariedad de las relaciones personales que mantiene precipitan que Joseph sufra un cuadro psicótico, que se agrava más con la inercia de la vida diaria. Desmandado y sin nada que perder, Joseph se entregará a su catábasis personal sin más protección que su pura inconsciencia.
Excelente ejercicio interpretativo de Whishaw, Surge no es tanto una película de indagación como de mostración, en la que se asiste al reencuentro de una persona enferma con la oscuridad. Este es su verdadero objetivo, la extracción de un fragmento de vida perturbadora e inestable que parece conducida hacia un desenlace fatal. Que luego la cinta pueda suscitar cierta reflexión acerca de la soledad postmoderna, la monotonía de los empleos alienantes e incluso la anomía de los habitantes de las grandes urbes no es más que la derivación lógica de una trama construida para la inmersión personal.
Con Surge, no parece que Aneil Karia proponga líneas de debate ni mucho menos emita juicios de valor; no obstante, la trama construida por Rupert Jones y Rita Kalnejais, pretendidamente lineal, pero cada vez más honda, sí conlleva la crítica a la desatención de las enfermedades mentales e incluso el desapego en las relaciones humanas.
Su tono testimonial está espléndidamente reforzado por una cámara que no ofrece más visión que el puro seguimiento de Whishaw, con planos vacilantes, muy cortos, que se concentran en fragmentos de su anatomía, señal de su propio quebrantamiento. En este sentido, es remarcable el empleo de las metáforas visuales, tan sutilmente repartidas a lo largo de todo el metraje, y que denotan mayor información que sus siempre escuetos diálogos.
Sin duda se trata de una película perturbadora y vacilante que, pese a lo áspero de su temática, resulta imprescindible por la excelente interpretación de Whishaw.
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