Solo Valeria Bruni Tedeschi podía hacer un experimento cinematográfico metalingüístico y perturbadoramente divertido como La casa de verano. Solo ella, de hecho, podía elaborar un discurso hilarante tomando como basamento el drama de su propia vida. Ya lo hizo en 2003 con su debut como cineasta con Es más fácil para un camello… y volvió a repetirlo en 2015 con Un château en Italie. Es muy suyo convertir en comedia costumbrista el relato de la pérdida de un ser querido o las dificultades de su familia en su Italia natal.

Imagen de ‘La casa de verano’ © 2018 Ad Vitam Production, Ex Nihilo, BiBi Film. Distribuida en España por Avalon Films.

Les estivants vuelve a ser un relato autobiográfico, tan libre como lo es su autora, esta vez con vistas a la Costa Azul. Para realizar esta nueva autobiografía, pero sin herir susceptibilidades, Bruni Tedeschi crea un alter ego llamado Anna, quien personifica el sentir de la autora en una etapa compleja, la que siguió a su ruptura con el actor Louis Garrel. En esta ocasión, la cineasta no pide a su expareja que se interprete a sí mismo, como ya había ocurrido en Un castillo en Italia, sino que se vale de Riccardo Scamarcio para representar al padre de su hija (Oumy Bruni Garrel), un hombre joven y extremadamente atractivo que, tras años de convivencia, le confiesa que se ha enamorado de otra mujer.

Imagen de ‘La casa de verano’ © 2018 Ad Vitam Production, Ex Nihilo, BiBi Film. Distribuida en España por Avalon Films.

Esta noticia llega a Anna el día que debe exponer el boceto de su nueva película a una productora, justo cuando el temple requiere estar más calmado y el pulso más firme. Pero no puede. Se desmorona. Con todo, el equipo productor sigue interesado en la película, por lo que ella se refugia en un palacete familiar en la Costa Azul para terminar su proyecto.

Imagen de ‘La casa de verano’ © 2018 Ad Vitam Production, Ex Nihilo, BiBi Film. Distribuida en España por Avalon Films.

Allí intentará encontrar la calma que necesita para finalizar su guion en compañía de su coguionista Nathalie (Noémie Lvovsky), con quien pretende rematar los cabos sueltos de su relato. Concentrarse será misión imposible en una casa histriónica, repleta de medias verdades, histerias, personajes pintorescos y un pasado trágico que divide a la familia: Mientras unos se niegan a que Anna revele los misterios del clan en su nueva película, otros lo consideran una divertida vendetta.

Imagen de ‘La casa de verano’ © 2018 Ad Vitam Production, Ex Nihilo, BiBi Film. Distribuida en España por Avalon Films.

Entretanto, la directora deberá encarar sus propios miedos, enfrentarse al espanto que le supone haber perdido a Luca (Scamarcio), intentando recuperar su presencia, si no su amor, a toda costa.

Imagen de ‘La casa de verano’ © 2018 Ad Vitam Production, Ex Nihilo, BiBi Film. Distribuida en España por Avalon Films.

La historia se completa con una hermana (Valeria Golino) que deseaba ser madre cuando todavía era posible, y un cuñado político conservador (Pierre Arditi) que entabla constantes rifirrafes con su guionista. Junto a ellos estará su madre, Marisa Borini, auténtica matriarca de Bruni Tedeschi, que no tiene empacho en mostrar las debilidades familiares ni tan si quiera de adentrarse en el dramático episodio de la muerte de su hijo a causa del SIDA. En la propia cinta se muestra el dilema moral que sufre Anna al querer tratar a su hermano como un personaje más (metalenguaje en estado puro) ante la suspicacia familiar.

Imagen de ‘La casa de verano’ © 2018 Ad Vitam Production, Ex Nihilo, BiBi Film. Distribuida en España por Avalon Films.

En Les estivants, la directora vuelve a la carga de la autocrítica sin importarle el qué dirán, retratando a Carla Bruni, a Nicolas Sarkozy (no exentos de ficción) y a Louis Garrel, y contando entre el reparto con su propia madre, tía e hija.

Imagen de ‘La casa de verano’ © 2018 Ad Vitam Production, Ex Nihilo, BiBi Film. Distribuida en España por Avalon Films.

La casa de verano llega al límite metalingüístico en su último intervalo, cuando se observa que la trama no es sino el rodaje de la cinta de Anna, quien dirige películas de un modo más convincente de lo que dirige su propia vida.

Exorcismo estilístico-familiar donde los haya, La casa de verano es una comedia tan dramática como refrescante, con toques surrealistas, cuando no directamente irreales, pero repletos de fuerza y autenticidad. A todo ello contribuye la fotografía de Jeanne Lapoirie (quien ya fotografió títulos de Bruni Tedeschi como Actrices, y cintas de François Ozon como 8 mujeres), quien destaca el tono refrescante y saturado de un verano en la costa.

Imagen de ‘La casa de verano’ © 2018 Ad Vitam Production, Ex Nihilo, BiBi Film. Distribuida en España por Avalon Films.

La fotografía estival y el ritmo circense de su banda sonora son el contrapunto a una historia que bien podría haber caído en el desánimo, pero que se recompone gracias a un espíritu vitalista que, como la propia familia Bruni Tedeschi, invita a aproximarse al lado luminoso de la vida. Aunque no apetezca y a veces duela.

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